Albaricoquero - Prunus armeniaca C-25 (100/120)

El albaricoquero, también conocido como durazno, damasco o damasquillo, es un árbol que puede pasar de los 6 m de altura, con ramas rojizas formando una copa redondeada. La corteza del tronco es pardo-violácea y agrietada.

Es un árbol bastante rústico, propio de climas templados, aunque resiste bien los fríos invernales.

Altura Máxima: Hasta 8 metros.

Tipo de Suelo y Sustrato: En cuanto a suelo, es muy poco exigente pero prefiere los suelos cálidos, secos, ligeros y profundos, no adaptándose a los suelos fuertes, fríos y húmedos. Prefiere pH neutro a ligeramente alcalino. 

Iluminación: Necesita pleno sol.

Riego: Moderado, más frecuente en crecimiento activo.

Abono: Fertilización anual con compost o fertilizante rico en potasio antes de floración.

Poda: Poda de formación y mantenimiento para eliminar ramas viejas o enfermas.

Resistencias: Moderada al frío, tolera hasta -30ºC. Debido a lo temprano de su floración, puede sufrir por las heladas tardías en las localidades frías. Sensible al viento. Es resistente a la sequía.

Floración: Flores grandes, solitarias, con cáliz rojo y pétalos blancos o rosados. Aparecen en primavera antes que las hojas y deben evadir las heladas tardías para asegurar una buena cosecha.

Polinización: Algunas variedades necesitan más de un árbol para polinización cruzada pero la variedad Galta Roja es Autofertil. Las abejas son vitales para la transferencia de polen entre flores.

Fructificación: Los frutos maduran en verano, tras la polinización exitosa. Exige calor estival para la completa madurez de la fruta. Piel rojiza y amarilla o naranja. La pulpa es de un color anaranjado y de sabor dulce. 

Curiosidades: Utilizado tradicionalmente en medicina para diversas dolencias.

Consejos de Plantación: Plantar en otoño o primavera, protegido de vientos y heladas tardías.